(Los que llegan)
El embrujo del eter
en la noche sublime
del espacio estelar.
Virginales estrellas
nos ofrecen las huellas
y el sonido quejoso
de las olas del mar.
Descienden en racimos
los brillantes luceros.
Y cascadas de plata
dibujando senderos.
El oráculo mudo
de la luna fría
da silencio imperioso
a la hermosa ría.
Se descubren caminos
blancas sendas de sal
refugios clandetinos
por la orilla del mar.
jueves, 21 de mayo de 2009
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